sábado, 8 de septiembre de 2007

Pasen, y vean...


Ayúdame a mirar

Diego no conocía la mar. El padre, Santiago Kovadioff, lo llevó a descubrirla.
Viajaron al sur.
Ella, la mar, estaba más allá de los altos médanos, esperando.
Cuando el niño y su padre alcanzaron por fin aquellas cumbres de arena, después de mucho caminar, la mar estalló ante sus ojos. Y fue tanta la inmensidad de la mar, y tanto su fulgor, que el niño quedó mudo de hermosura.
Y cuando por fin consiguió hablar, temblando, tartamudeando, pidió a su padre
- ¡Ayúdame a mirar!

Eduardo Galeano. El libro de los abrazos


Quizás sea trillado, ya, que en cuestiones relacionadas con la Educación se presente este escrito de Galeano -¡mi tan admirado Galeano!- para sobresaltar la importancia del Enseñar.

Quizás lo sea, y así mismo, lo repito, una vez más, para reafirmar que en esta tarea maravillosa, la de enseñar, mil veces tomaremos la mano de un niño o de un grande para "ayudarlo a mirar".

Este blog no cree en la omnipotencia de la palabra del maestro.
Sí intenta costruir los conocimientos junto a los colegas y los alumnos.
Sí intenta conocer las situaciones que atraviesan hoy la educación y la complejizan. Sí intenta resolver cuestiones que nos preocupan como educadores, entre todos - en el caso que se presentasen.

¡Ayudémos a mirar!, no con los ojos de sabelotodos. Sí con los ojos puestos en la tolerancia.

Y, como se dice ahora, ¡Que no se corte! ...

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